¿Qué vino va con qué plato?

¿Cómo encuentro el vino adecuado para la comida?

¿Te preguntas qué vino elegir hoy para la cena?
Quizás recibas visita y quieras impresionar con un menú estupendo y un vino a juego.
¿Pero no sabes exactamente en qué debes fijarte al elegir el vino? 

No te preocupes, te ayudamos con eso.
Te damos algunas pautas en las que te puedes orientar.

Confía en tu experiencia previa y en tu gusto

En primer lugar, es importante que a ti y a tus invitados les guste el vino. Para ello, se puede recurrir a experiencias previas o probar de vez en cuando. Aquí, por supuesto, también podemos recomendarte nuestros paquetes de vino :-)
Al elegir, siempre es bueno pensar en ciertos aromas del vino e imaginar qué alimentos armonizan bien con esos aromas.

Los sabores

GRASA:

Para platos pesados y contundentes, como un asado, van bien los vinos fuertes y ricos en taninos. La grasa en la comida asegura que los taninos no se sientan demasiado secos en el paladar y así se puede disfrutar perfectamente del sabor completo del vino.
Vinos intensos y especiados son, por ejemplo: Merlot, Cabernet Sauvignon y Shiraz.

SAL:

Los platos salados realzan los aromas y las notas amargas del vino. Por lo tanto, es recomendable elegir un vino ligero y afrutado. Sin embargo, debes prestar atención a un buen equilibrio entre la fruta y la sal, tanto en el vino como en la comida. Demasiado dulce o demasiado salado no combinan bien.
Por ejemplo, prosciutto y vino espumoso son una pareja estupenda.

AGUDEZA:

Con la comida picante, se debe tener en cuenta que el alcohol intensifica la sensación picante de la comida.
Esto puede llevar a una sensación desagradable en la boca. Para suavizar un poco el picante, se recomienda un vino con un bajo contenido de azúcar residual, por ejemplo, un Cabernet Franc seco. Para un plato al wok, combina bien un vino blanco ligero con matices exóticos, como el Sauvignon Blanc, para captar la variedad de notas de sabor.

ÁCIDO:

Es importante que la acidez en la comida esté equilibrada con la del vino. Ninguna de las dos acideces debe sobresalir demasiado. Ejemplos de platos ácidos son el clásico pescado con limón o también el pollo preparado con una marinada de limón.

DULZURA:

También aquí es mejor no exagerar con lo bueno. Porque la parte que sabe más dulce hace que la otra parte parezca insípida.
La ligera acidez en el vino, por otro lado, encaja maravillosamente. Aquí se adapta un vino espumoso de manera excelente. El dióxido de carbono refresca, pero también sabe un poco más dulce debido a la comida dulce.

Sin embargo, si aún te sientes inseguro al elegir el vino adecuado, estaremos encantados de ayudarte personalmente. Puedes contactarnos en nuestro número de teléfono 01590 6191775 en cualquier momento.
Porque al final, lo que importa es que te guste el vino. Y con eso, estamos encantados de ayudarte.